lunes, 8 de diciembre de 2014

abundancia y pobreza

"No hay mayor pobreza que la del pobre sin las habilidades de la pobreza"



Ésta frase de una película me conmovió especialmente, cuando ví en la pantalla a una persona desesperanzada, recién llegada al mundo de la miseria, sin habilidades de supervivencia en el mundo de la calle...

y como finalmente la solidaridad entre iguales nos conmueve a todos en la sala al ver compartir unas migajas de pan y un pequeño fuego...

Algo muy similar está ocurriendo todos los días en nuestras ciudades, nuevos desheredados del sistema, piezas obsoletas de la maquinaria financiera llegan a cientos a esta lamentable situación.

El periodo más crítico es al principio, cuando todavía tus hábitos consumistas inundan tu mente y te preocupa sobre todo que no se entere nadie de tu situación económica, no hay nada que más vergüenza nos produzca que reconocer el fracaso en nuestras vidas... que sepas que no es tu fracaso, en realidad es el fracaso del sistema!




¿Ésa es toda nuestra habilidad para afrontar la crisis?

¿Procurar que nadie se entere de nuestra clamorosa necesidad?

Lamentablemente, esa actitud les viene muy bien a los gobernantes de turno para que su discurso de normalidad parezca creíble, para no afrontar la realidad, cuando la realidad es que todas las alarmas sociales están encendidas, cuando miles de personas comen gracias a las pensiones de sus mayores, cientos de familias son desahuciadas  estos años de crisis...




Éste verano vi una pintada en la pared del cementerio de Orense: " No son suicidios, son asesinatos"
Coincido plenamente con esa afirmación: cuando tantas personas llegan a la desesperación absoluta, no es por casualidad, es por una demencial gestión que solo piensa en amnistías fiscales a los grandes defraudadores, impuestos del 1% para las grandes fortunas, paraísos fiscales, rescate de bancos con dinero público, un IVA del 21% para bienes de consumo, etc, etc...

Pero lo más lamentable de todo es que nosotros mismos nos humillemos por no poder seguir esa marcha de consumo, que no seamos capaces de reaccionar positívamente, e incluso de preveer estas situaciones.

Recientemente hablé con un miembro de Cáritas y me comentaba que lo peor es la vergüenza que nos da reconocer la situación, lo cual nos autolimita la posibilidad de reunirnos y organizarnos, y sin éstas dos cosas no saldremos de ésta situación jamás...




La negación de la realidad no obstante es una reacción habitual ante hechos dramáticos; es necesario superarla cuanto antes para recuperar nuestra capacidad de acción.

Evaluar fríamente la situación es la segunda fase primordial, para luego poder elaborar un plan de acción eficaz .

Nunca antes el ser humano tuvo a su disposición tanta información y tantas herramientas para superar toda dificultad, hoy tenemos tecnología, especialistas, y medios para darle la vuelta a la situación radicalmente; los frenos no vienen por ahí, si no por la falta de voluntad ; de nuestros gobernantes, si, pero sobre todo por nuestra falta de voluntad que nace del propio desconocimiento de que las cosas se pueden hacer de otra manera...





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